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Calla, enmudece

     

Así dijo el Señor, nuestro Dios.
Venid a mí todos los que estáis cargados y agobiados abajo y hallaréis descanso para vuestras almas.
En mí se encuentra la paz perfecta y un lugar de refugio.

No envidies a los malvados; por sus almas están en constante tormento y se darán cuenta de reposo de día ni de noche.
Porque no hay descanso para los malvados.

Mi paz os doy: no como el mundo la da; aun así Mi Paz permanecerá día y noche a través de todas las tormentas y luchas.
Pedid y se os daré la paz que es capaz de todo aún las tormentas de la contienda.

Jesús calmó la tormenta que se encontraba en peligro de hundirse pequeño barco de los apóstoles simplemente pronunciando las palabras, "Calla, enmudece." El Mar de Galilea se convirtió repentinamente como vidrio liso y el sol apareció entre las nubes.
Calla, enmudece.

© 21/11/2001 Jim Welch
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